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El teatro: introducción





SÉNECA (5-65 d.C)

Resulta pues sorprendente que las únicas tragedias que se han conservado completas se sitúen en este período en el que su representación había caído en desuso. Efectivamente, existe un conjunto de diez tragedias, integrado por nueve fabulae coturnatae y una praetexta, atribuidas a Séneca el Filósofo. De ese conjunto de obras, ocho son con toda seguridad de Séneca: Hércules Furens, Troades, Phoenissae, Medea, Phaedra, Oedipus, Agamemnón, Thyestes.

 

No se sabe exactamente qué lugar ocupan cronológicamente las tragedias en el conjunto de la extensísima obra de Séneca. Generalmente se ha considerado que fueron escritas en su primera época, con anterioridad a la redacción de sus tratados filosóficos, pero no hay ningún datos objetivos para afirmarlo.

 

Séneca sigue la práctica habitual en el teatro latino y mezcla distintas obras griegas en una misma tragedia. Utiliza en mayor medida como modelo las obras de Eurípides que la de los dos trágicos anteriores. El elemento trágico en sus obras no se produce por el enfrentamiento entre el héroe y la divinidad, sino por el desencadenamiento de una pasión que surge como un instinto del corazón y no por castigo de los dioses.

 

Aunque sigue habitualmente las versiones tradicionales de los mitos, difiere notablemente en su tratamiento escénico; Séneca demuestra un gusto especial por los detalles truculentos, por la desmesura en la expresión de los sentimientos y pasiones que lo alejan de la tragedia clásica griega; sus personajes, cuyo análisis psicológico es riquísimo, tienen un código de valores morales radicalmente distinto al de los personajes de Eurípides. Su estilo es marcadamente retórico, expresándose frecuentemente por medio de aforismos y sentencias.